El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido tiene una historia geológica muy interesante. En el Paleozoico
(la Era Primaria) esta zona se encontraba en una fosa oceánica. Durante
millones de años se fueron acumulando diversas capas de materiales,
arrastrados por las aguas. Estos sedimentos, de origen marino y
comprimidos durante tanto tiempo, formaron los materiales más duros de
Ordesa.
Entre finales del Devónico y el Carbonífero, hace unos 300 millones de años, se produjo un fuerte movimiento de tierras (una orogenia)
que levantó numerosas zonas en todo el mundo, entre ellas, la nuestra.
Así se formó la base de lo que, millones de años más tarde, sería la
cordillera de los Pirineos.
A partir de ahí, durante el resto de la Era Secundaria y primera parte de la Terciaria, se fueron depositando nuevos sedimentos, de tipo calizo, formando nuevas capas (estratos). Estos materiales son más blandos que los antiguos y, por tanto, es más fácil que se disuelvan por la incesante acción del agua.
Hace unos 35 millones de años se produjo la última gran orogenia, el Plegamiento Alpino. La placa sobre la que se apoya la Península Ibérica presionó contra la que sostiene a Europa y levantó, ahora sí, los Pirineos. Su fuerza produjo también la deformación que se puede apreciar en muchos estratos del Parque, por ejemplo, en las partes altas del macizo de Las Tres Sorores: Cilindro, Monte Perdido y Soum de Ramond (Añisclo).
Si pudiésemos viajar a esa época, veríamos unas montañas de cantos duros y aspecto inhóspito. ¿Y los valles? Pues, no existían, se formaron con posterioridad por la acción erosiva del agua
A partir de ahí, durante el resto de la Era Secundaria y primera parte de la Terciaria, se fueron depositando nuevos sedimentos, de tipo calizo, formando nuevas capas (estratos). Estos materiales son más blandos que los antiguos y, por tanto, es más fácil que se disuelvan por la incesante acción del agua.
Hace unos 35 millones de años se produjo la última gran orogenia, el Plegamiento Alpino. La placa sobre la que se apoya la Península Ibérica presionó contra la que sostiene a Europa y levantó, ahora sí, los Pirineos. Su fuerza produjo también la deformación que se puede apreciar en muchos estratos del Parque, por ejemplo, en las partes altas del macizo de Las Tres Sorores: Cilindro, Monte Perdido y Soum de Ramond (Añisclo).
Si pudiésemos viajar a esa época, veríamos unas montañas de cantos duros y aspecto inhóspito. ¿Y los valles? Pues, no existían, se formaron con posterioridad por la acción erosiva del agua
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